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F. JOSÉ SARALEGUI, jurista y escritor

Francisco José Saralegui Platero nace en Allo en 1929. Hijo de José Saralegui Iturralde y de Elena Platero Merino. Su padre, vascófono, había nacido en un caserío de Leiza en una familia de once hijos. Era herrador-forjador, vino a trabajar a Allo y aquí conoció a su madre. Ésta, Elena, era prima carnal de mi abuela paterna, Juliana. Yo siempre he creído que el parentesco que nos unía procedía del abuelo Zubiría cuyo origen siempre situé en Leiza. Hace relativamente poco me he enterado que el abuelo era de Mendaza y que el parentesco con los Saralegui provenía de parte de la abuela paterna y de Allo. La confusión debió venir porque mi abuelo también se dedicaba al hierro y también era de fuera. Es curioso que ambos se dedicaban a oficios semejantes, ambos eran forasteros y ambos crearon familia en el pueblo. Sus apellidos, Saralegui y Zubiría, únicos en Allo, lamentablemente ya se han perdido para generaciones de futuros gatos. Dichas estas disquisiciones previas, con frecuencia no importa tanto el parentesco real como el trato y las relaciones. Yo a Josechu, que así le llamamos los que le conocemos, siempre lo he considerado tío y él a mí, sobrina. Aunque él dice que en Allo siempre le han llamado José.

En principio a la hora de definirlo, ante la dificultad de elegir una dedicación concreta que resumiese su hacer, yo le había puesto el sobrenombre genérico de polifacético porque ha desarrollado su actividad en numerosos ámbitos. Él se ha definido como jurista y escritor pero yo considero que ha sido bastantes cosas más. Estudió Derecho pero se ha dedicado a administrar dineros. Dice que han pasado por sus manos cifras de muchos ceros como Inspector del Banco de España y representante del FMI en Venezuela. Recuerda jocoso que esta disposición para administrar dinero ajeno le viene de lejos. Cuando en su cuadrilla de Allo (Eustaquio Vergara, Luis Sesma, Jaime Juaristi, Jesús Fernández de Arcaya, Jesús Arana…) juntaban dinero para las fiestas y había que decidir quién lo llevaba, Eustaquio decía: “Saralegui porque sabe de eso y no bebe”. Parece ser, pues, que serio y formal desde la cuna. Después de una vida laboral entre despachos, decisiones y corbatas, una vez jubilado se ha dedicado a escribir sobre sus otras pasiones: la historia, los orígenes: Allo, Tierra Estella, Navarra, España. 

En Allo vivían en la casa enfrente de la Pacis que luego sería de Ezequiel del Portillo. Una joven Evarista le ayudó a nacer, como a tantos gatos durante tantos años. Don Jesús Busto le bautizó y la hermana Concha, mandona y enérgica, le enseñó a leer. Cuenta que esta monja portaba una larga caña con la que llegaba a cualquiera de las cuarenta inquietas cabecitas, incluidos los “cagazones”, a los que tenía bien controlados en la primera fila. Las matemáticas las aprendían de pie en grupos de seis alrededor de la monja: 2 por 2, 4; 2 por 3, 6…. Las escuelas en el segundo piso del Ayuntamiento fueron testigo de su preclara inteligencia y sus ansias de saber. Sus padres eran “de aquella clase media rural antigua de cristianos viejos de Allo, buena gente, muy trabajadores y enormemente generosos con unos hijos a los que mandaron a estudiar para que accedieran a una ilustración de la que ellos carecieron”, según cuenta en una entrevista. En su casa (Mayor,12) cabían : el herradero, el café-cantina y la tienda, más la cartería que también llevaron unos años. En la tienda vendían de todo un poco. En el café, Jesús Garraza oyó por primera vez a Raimundo Lanas y aquí se anclan los recuerdos de su infancia y especialmente aquellos que le marcaron durante la guerra. Llegaban a la cantina los soldados vestidos de requeté del frente del Norte ( mi tío Jesús Gambra, Tomás Izaguirre, Cruz Arana, su primo Pepe López Platero…) y la curiosidad innata de Josechu escudriñaba y escuchaba a aquellos hombres que hablaban de batallas en sitios para él desconocidos. Había hecho la comunión el 14 de abril de 1936, una fecha inolvidable de las que no hace falta calcular. Tenía 7-10 años y en aquellos momentos no podía saber que bastantes años más tarde estudiaría a fondo ese Frente del Norte y esa guerra que dejaría profundas marcas en el alma de muchas generaciones, entre otras la suya. Las armas, banderas, capotes y caretas antigás…propiedad de una Compañía en descanso que inundaron los bajos de su casa, forman parte de de toda una simbología bélica agarrada a las sensaciones y vivencias de un niño sensible y observador.

De aquellos momentos y de su infancia recuerda a sus compañeros y amigos y de qué manera ellos, niños inconscientes, vivieron la guerra en el pueblo. Cuenta que Don José Gamboa puso en la clase una foto de Franco joven y un papel de barba enmarcado donde iban anotando los CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA que llegó a tener 32 nombres. El primero de ellos mi tío Delfín Alonso Cañas que murió en Somosierra en los primeros combates con 16 años. Hubo otros tantos que murieron por las cunetas de la retaguardia pero que no merecieron ese honor. Considera que esta realidad fue el único “trauma” de su adolescencia. Recuerda que les hacían formar en la plaza con una tabla a modo de fusil y cantaban el himno nacional y otros cánticos similares. Y quien daba los gritos de rigor con voz sonora era Lulinas. También hacían instrucción tres días a la semana en un salón que había en la cuesta del Hospital que posteriormente sería el SNT (Servicio Nacional de Trigo) en tiempos de postguerra y racionamiento y que también se utilizó como salón de baile en fiestas antes del salón de Arturo Izaguirre. Y una forma de aprender geografía era seguir los combates con banderitas en un mapa de España, al compás de las informaciones de “el Parte” radiofónico.

Si la guerra civil fue en sí misma una locura colectiva, esta utilización de los niños forma parte de todo el sinsentido. Menos mal que los niños precisamente por su plasticidad mental, su ignorancia y sus ansias de juegos y aventuras posiblemente vivirían aquellas situaciones como una guerra de indios y vaqueros donde ellos eran los vaqueros. Pero así fue… y en ambos bandos y así se van sembrando las ideologías.

Cree que en la posguerra Don José Gamboa y el entonces sacerdote en Allo, Don Nicolás Larraga, tío del futuro Miguel Indurain, dieron paz y serenidad contribuyendo a atenuar los odios y rencores con consejos y prudencia y subrayando las buenas cualidades de aquella sociedad trabajadora, sobria, de familias unidas y amistades largas e inquebrantables. Si así sucedió, dura, difícil y encomiable fue su tarea después del desgarro social y el dolor individual que produjo la guerra sobre todo a los que perdieron algún familiar ya fuese en el frente o, con más motivo, por las cunetas.

De compañeros de escuela recuerda a José González, hermano de Casiano, que siempre hacía el primero los problemas de la pizarra. Andrés Lizasoain, campeón de salto en los juegos infantiles del recreo. Jesús Mari Osaba que coincidieron en nacer el mismo mes y en pasar a la vez la varicela y que después de un mes en cama no sabían andar. Claudio Gainza celoso guardián de su viña en la carretera que defendía del apetito de transeúntes varios. A Julito Echeverría cuyas madres eran amigas… A Corpus Platero que los niños llamaban “El lucero”, el de las luces, porque su padre era electricista…. A Isidoro Vergara que se sabía de carrerilla la larguísima Oda al dos de mayo de Bernardo López García:  Oigo, patria, tu aflición y escucho el triste concierto que forman, tocando a muerto, la campana y el cañón… y la recitaba a petición de amigos con voz engolada y magnífica dicción.

De sus amigos destaca a Eustaquio Vergara, de familia de 6 hermanos ( Carmen, Margarita, Aurelia, Pedro y Enrique) cuyo padre les inspiraba respeto. Jaime Juaristi, hijo del mejor carpintero de Allo y de la merindad, amigo desde niño porque su padre había sido socio de su abuelo Francisco Platero en la construcción del Hospital y Convento de las Hermanas de Santa Ana. Hilario Ciordia que vivía en el Obizcal. Jesús Arana que vivía frente a la fábrica de harinas y cuyos padres y hermano Luciano les toleraban todo. Pepico Hermoso, de la calle de Atrás, menudo, simpático, gran trabajador y “artista” en unas comedias allá por 1935. Jesús Fernández de Arcaya, sexto de ocho hermanos, fuerte y atlético. Su casa frente a la Iglesia provista de corral, cuadras, pajares, gallinero y palomar era el refugio más frecuentado de la cuadrilla. Recuerda a su madre, Nieves, y a sus hermanas: Luisa, Mercedes, Matilde, Fany ( las futuras señoritas Matilde y Fany, maestras). También iban con él a la casa de los Monteros en la cuesta de Montero donde en la guerra descansaba una compañía entera. Felipe Macua de Garchena, poco comunicativo y buen amigo. Luis Sesma con el que compartía la afición a evocar América como posible destino futuro. Ambos lo cumplieron, cada cual a su estilo.

Recuerda por detalles a mucha más gente con sus nombres y apellidos y alguna de sus características siempre positivas: al alguacil Pascual Pérez y sus hijos entre ellos Antonio, buen músico, amigo del alma, sereno, atento y cortés o a Ignacio, único en la matanza del cerdo… o a Carmen con manos divinas para el bordado…o a Felisa que alegraría RADIO NAVARRA. A Miguel Montoya, recientemente fallecido y de tan grato recuerdo, considera guitarrista excepcional… A Lulinas que casaría con Carmen Montes compañera de comunión en el 36 y los ojos más bonitos de la promoción…A Umbelina, la única pelirroja de la quinta… A Isabel Goicoechea , hija del panadero Jose Mª, y sus hermanos José, César y Jesús. A su panadería llevaban el pan a cocer. Cada familia con un símbolo. Ellos una S que se marcaba en la masa blanda con una tabla de la que sobresalían unos clavitos y que había hecho su padre…De la pizarra,  que colgada en la panadería, uno se apuntaba la víspera si necesitaba ir a Pamplona pasando por Estella en el taxi de los Goicoechea… A Luis Munarriz y Danielico, pareja alegre y cantora a los que recuerda con alegría…A la familia de Isabelo y su importancia en la fábrica de harinas…A José Zufía, secretario en el Ayuntamiento y casado con una Platero… A Ángel Ruiz, vecino y carbonero con su hermana Pacis que bajaba el carbón vegetal de la montaña en carro…( el cisco de la Pacis para los braseros).Supongo que lo traería de la Sierra de Urbasa y sierras aledañas donde abundaban los carboneros como vemos en la enternecedora y cercana película TASIO de Montxo Armendariz rodada en Tierra Estella. A Saturnino Zabalza casado con la Quintina, extraordinaria mujer…Al guarnicionero Eliseo Zuasti, admirable en su trabajo.. A Ignacio Arellano y sus hijos, entre ellos el futuro sacerdote Enrique y Abilia…A Margarita Ciordia, tendera, con carácter fuerte y su puerta siempre abierta…A Claudio Gainza y sus hermanas Fe, Luz,…A las hijas de Ulzama, José Iragui transportista que hablaba en vascuence con su padre, Victoria comulgante del 36 y fraternal amiga y tres hermanas más todas bellas como su madre…A Jesús Lacarra, futuro sacerdote que le prestaba una revistilla del Seminario y que leía con gusto por su calidad literaria…A mi abuelo Gerardo Zubiría de genio fuerte pero de permanente sonrisa, a mi padre al que le traducía del francés las instrucciones de las segadoras a cambio de un puñado de higos, al que seguía por andurriales y caminos en pos de alguna máquina averiada, al que dejaba novelas y que cuando murió el abuelo Gerardo lloviznaba y después del cementerio bajaron todos a la fragua y mi padre le dijo: José, tú que eres el que más sabes de estas cosas. Reza lo que haya que rezar y que se vayan, que estos días hay mucho trabajo… En fin… aún me dejo algunos y de muchos he acortado. Me parece increíble que una persona de 85 años, que a los 11 años salió del pueblo para estudiar, que cuando tenía 30 y pocos se fueron a vivir a Pamplona, que no se ha caracterizado por visitar con frecuencia el pueblo y que cuando lo ha hecho han sido visitas rápidas… pueda acordarse de tanta gente y con tantos detalles. Con esa cabeza y esa sensibilidad no me extraña que llegase donde llegó.

Recuerda cantidad de dichos, versos y refranes vividos en su niñez. Selecciono dos, uno porque me ha hecho gracia: Al hijo de tu vecino quítale los mocos y dale pan con tocino y otro porque me ha hecho pensar: A los ricos no les sigas, a los pobres no les des y ni a tu pueblo hagas favores que te joderán los tres. Lo considera atroz pero lo dulcifica con el recuerdo del disfrute que le suponía la campaña de hacer mermeladas y embotar frutas y… hasta perdices y codornices.

De una larga poesía “Navarra, en la memoria” entresaco: 

Mi niñez fue entre Españas enfrentadas,

ebrias de rencor y de certezas,

mi adolescencia, Europa desgarrada

por la soberbia y la violencia airada,

que ni piensa ni reza

Cuando uno estudiaba lo lógico era ir al seminario. De hecho estudiantes eran el nombre que se les daba a los seminaristas. Él empezó el bachiller en los Maristas de Pamplona donde hizo tres cursos. En Pamplona al principio se alojaba en casa de un tío suyo, algo muy habitual en aquellos tiempos que cuando salías de casa ibas a casa de parientes. Como fui yo a su casa de Pamplona cuando me examiné por libre los dos primeros años de bachiller. Pues bien, ese tío tuvo que marcharse dos meses antes de acabar el curso y no hubo otro remedio que alojarse en una pensión de unos amigos de sus padres. Aquí solían hospedarse los actores de las compañías que representaban en el Teatro Gayarre y recuerda cómo  le sentaba en sus rodillas Isabel Garcés, famosa actriz, que, mujer al fin y al cabo, le enternecía ver a aquel muchachito tan sólo y tan joven haciendo los deberes en una pensión de mayores.

Continuó el bachiller cuatro cursos más en los Jesuitas de Tudela. Siempre han tenido fama los jesuitas de ser educadores de las élites. Era de aquellos colegios que dejaban impronta y que reunía alumnos de distintas partes de España. Cuenta que cogía el Napal hasta Lodosa, aquí tenían que esperar 5-6 horas a que llegase el tren Bilbao-Barcelona, tren abarrotado de gente y en el que no era posible sentarse, y llegaban a Tudela por la noche.

Acabado el bachiller estudia Derecho en Deusto (Bilbao). En aquellos tiempos finales de los años 40, Deusto era una isla de quietud estudiantil y política. Allí se iba a estudiar y Saralegui siguiendo el mantra que, como un canso, había oído desde siempre a su padre: “A estudiar, a estudiar”, lo siguió al pie de la letra. La Universidad de Deusto fundada por los jesuitas, pese a la disciplina y brillantez de su docencia, en aquellos tiempos no podían expedir títulos y sus alumnos tenían que revalidar sus cursos en la Universidad de Valladolid. O sea que se examinaban dos veces de lo mismo. De Deusto salían destacados abogados-economistas que solían triunfar en las empresas y en la Administración del Estado. Uno de ellos, y amigo suyo, fue Antonio Barrera de Irimo, recientemente fallecido, considerado el precursor de la “transición “ económica, presidente de Telefónica durante muchos años y que como Ministro de Hacienda dimitió del gobierno de Arias Navarro en 1974 por solidaridad con Pio Cabanillas, cesado por “liberal”. Otro amigo de Deusto, Cruz Martínez Esteruelas, también fue Ministro de Educación (1974 y 75). Por Deusto han pasado personas que ocuparon cargos importantísimos en el pasado y otros muchos que los ocupan en la actualidad. Saralegui fue un brillante alumno de la llamada La Comercial de Deusto donde estudió Derecho y economía y donde conoció y trató a gente que, como él, tuvieron una vida de cargos, responsabilidades y decisiones.

Hace la mili en las milicias universitarias, una parte en un cuartel de Pamplona. Aquí se presenta como voluntario para dar clases a los soldados analfabetos que en aquel momento eran un 30%. También llevaba la biblioteca del cuartel pero sólo un soldado le pidió un libro en toda la mili. Estos dos últimos datos explican muchas cosas de la época. Aunque no necesariamente lo explica todo, como la historia y la actualidad nos enseña. 

Aquel ferviente y estudioso alumno de los jesuitas y de Deusto conoce en el campamento de milicias universitarias a gente del Opus Dei. Este hecho marcará su vida porque ingresó en esta organización en la que permaneció durante 25 años. 

Pide su admisión en 1953 con 24 años, la carrera de Derecho terminada y sacada la oposición a Inspector de Seguros y Ahorro del Ministerio de Hacienda que luego se llamaría Inspector de Finanzas del Estado. Según explica en el libro “Historia oral del Opus Dei” de Alberto Moncada (Plaza & Janés 1987 ) lo hace porque en aquellos momentos le pareció que la Obra (Opus Dei, Obra de Dios) representaba una renovación del catolicismo, una renovación más abierta, progresista y libre, menos clerical y más esperanzadora. Dejó la Obra 25 años después.

Saralegui se considera un cristiano viejo tradicional. Se define así: “Soy de familia católica desde hace 1000 años y amo la historia”. No es de extrañar que una persona como él, inteligente, estudioso, trabajador, religioso y colaborador fuese atraído por el Opus Dei. La santificación por el trabajo y en las obligaciones de cada día era la idea básica de la espiritualidad del Opus. Consistía en buscar la santificación personal en la vida laica. Esta idea resultaba muy atractiva para unas generaciones de la posguerra española educadas en la fe católica, en una moral rigurosa, en el orden y en la sobriedad. Unas generaciones que habían vivido más o menos intensamente la descristianización promovida por la república y su corolario la guerra. Que consideraban que la religión había de ser algo más que el rancio clericalismo reinante. Para ellas el mensaje del Opus era sencillo, interclasista y universal y por tanto, atractivo. Y Jose Mª Escrivá, el fundador, era un hombre seductor, que decía las cosas de manera diferente al cura tradicional. 

Sus 25 años en el Opus supusieron una fuente de satisfacción por muchos motivos: colaboraba en el apostolado con universitarios, conoció y trató con Jose Mª Escrivá de Balaguer y Álvaro del Portillo ( hoy santos de la Iglesia Católica) y con más de un centenar de hombres excelentes. Son años adultos de buena salud, sin problemas familiares y muchos amigos con las mismas aficiones: la montaña, el proselitismo, el Colegio Mayor, los Cursos de Verano Internacionales y el lanzamiento de actividades de prensa, radio y enseñanza: La Actualidad EspañolaLa Actualidad Económica, los comienzos de la Universidad de Navarra y de Fomento de Centros de Enseñanza (los colegios del Opus). No hay duda de que fueron años de intensa actividad y, como se dice hoy, de emprendimiento, donde se codeaba con la flor y nata de la época. Actividades que le llenaban y en las que desplegó con entusiasmo todas sus capacidades y cualidades. 

Pero como suele ocurrir con demasiada frecuencia una cosa son las palabras y otra las obras. Una cosa son las ideas y otra su concreción práctica. Y así, a lo largo de los 25 años en que fue numerario en el Opus fue evolucionando personalmente en paralelo a la evolución de la Obra y de su fundador. Aquella inicial renovación del catolicismo se fue convirtiendo en conservadurismo y aquella libertad en autoritarismo. Estos dos sustantivos, conservadurismo y autoritarismo, eran la impronta de su fundador, elevado a la categoría de mito que él mismo se encargaba de crear y difundir.

Para los profanos, para la gente común, para ser del Opus tenías que ser rico o listo y si eras las dos cosas, mejor y además tenían muchos hijos. Esta visión no estaba lejos de la realidad. No había pobres que se hiciesen del Opus, no estaba éste en los movimientos sociales, nunca se le oía protestar ni defender derechos de los que carecíamos en el franquismo. Siempre se le asociaba al poder. 

Efectivamente, el campo de seducción del Opus eran los jóvenes universitarios, las jóvenes promesas, las destinadas a dirigir el país e influir en las masas. Para ello necesitaban dinero e influencia. De aquí a introducirse en la banca, en la prensa, en la cultura, en la educación…..hay un paso. Y así se hizo. En los años 50 y 60 crearon empresas al servicio del buen espíritu cristiano, traducido a veces en dinero contante y sonante. Entre otros, nombres como Valls Taberner, Rafael Termes, Navarro Rubio, Ruiz Mateos suenan a banqueros…Raimundo Pánniker, Miguel Fisac a cultura ; Laureano López Rodó, Gregorio López Bravo, Alberto Ullastres suenan a políticos…Objetivo máximo: sentarse en la mesa del Consejo de Ministros. Y lo consiguieron. Tenían fama de buenos gestores, de buena formación técnica, ajenos a los grupos políticos tradicionales (falangistas, tradicionalistas, del Movimiento…), de gente que prestaba atención a la situación internacional… Eran los llamados tecnócratas que a finales de los 50 y durante los 60 son llamados por Franco para salir de la situación de punto muerto o callejón sin salida en que se había convertido la economía española. En total fueron ocho los ministros del Opus con Franco aunque muchísimos más sus subordinados. Ocuparon ministerios importantes: Comercio, Hacienda y Industria (Planes de Desarrollo). La verdad es que se les achaca el llamado “milagro económico español” de los años 60. Y lo cierto es que abrieron la economía española a la economía mundial y a los organismos internacionales (el FMI, el Banco Mundial…). Con ellos se acabó la autarquía económica de la larga posguerra.

En resumen, los destacados miembros del Opus Dei que ocuparon puestos de responsabilidad en los 60 representaban un conservadurismo social y doctrinal pero compatible con la modernización económica y administrativa. Funcionarios brillantes, buenos técnicos y trabajadores, aunque en ocasiones su fervor apostólico, ya nada progresista, se entremezclase en algunos con sus ansias de medro económico y de ambición política. Y también con sus prácticas comerciales y moral relajada en cuanto a obligaciones sociales. Ejemplo: Ruiz Mateos, entre otros

Saralegui en ese mundo ni era rico ni se hizo rico pero era inteligente y trabajador y estas cualidades las puso al servicio del Opus Dei como las ha puesto siempre al servicio de cualquier actividad a la que se ha dedicado. En el año 1978 con 49 años dejó la Obra, como él dice, fatigado y triste.

En el año 1964 tiene 35 años, trabaja en la Dirección General de Seguros del Ministerio de Hacienda como prometedor inspector. Le llama Félix Huarte, recién nombrado Diputado por Pamplona y Vicepresidente de la Diputación de Navarra ( era el de más edad. Si interesa cómo funcionaba la Diputación repasad Jesús Fortún, diputado). Huarte le ofrece dirigir una Secretaría General Técnica para trabajar en dos cosas concretas: revisar el sistema fiscal de Navarra y hacer un Plan de Desarrollo en la Comunidad Foral. ¿Por qué?. Fácil. Saralegui había estudiado a fondo los planes regionales europeos sobre todo franceses y había escrito sobre el tema muchos artículos en “La Actualidad Económica” que Huarte había leído. También colaboraba con López Rodó en la elaboración de Planes de Desarrollo (Polígonos Industriales y Polos de Desarrollo) que la Administración había comenzado a implantar ( ya habían empezado los ministros tecnócratas del Opus)

En aquellos años Franco seguía mandando mucho y desde Navarra, que le había sido una región fiel en la guerra, se tenía la percepción de que no había recibido ventajas visibles y palpables por ello, mientras que otras regiones “vencidas o infieles” progresaban aceleradamente, caso del País Vasco o Cataluña. Se estaban haciendo los Planes de Desarrollo y Navarra había quedado excluida de ellos.

Deja su puesto en el Ministerio e inicia esta nueva etapa en Pamplona con un currículum profesional basado en una buena formación jurídica y económica, puesta al día. Y amigos en puestos importantes. Cuenta que la Diputación en aquel tiempo era una oligarquía de raíces más rurales que industriales o intelectuales. Eso sí, les considera muy honestos, serios y austeros y se asombra del bajísimo presupuesto que tenía la Diputación y además sin deudas. Cuenta que Navarra en aquellos años 60 era una sociedad estancada, aletargada y pone como ejemplo que el Crédito Navarro era del tamaño del Banco Santander. Hoy sólo hay que ver dónde está uno y dónde está el otro. Había un predominio agrícola excesivo. La mecanización había empezado a cambiar las ancestrales técnicas agrícolas y el éxodo rural era su consecuencia.

En muchas de las actividades humanas en momentos clave se presenta la disyuntiva: o cambias o desapareces. Y en ese momento las personas que han de tomar las decisiones son la clave. Lo hemos vivido ampliamente a nivel económico en esta crisis. Así lo vió Félix Huarte, respaldado por el otro diputado por Pamplona, Javier Urmeneta, del que Saralegui no tiene más que elogios a su capacidad. Estaban convencidos que había que favorecer la llegada de nuevas industrias que retuviesen a la gente en sus pueblos y en Navarra

Nunca un cambio es fácil, siempre hay reticencias. Hubo que convencer y demostrar que estos planes no sólo eran aplicables a Pamplona sino a toda la provincia. En este empeño contaron también con el apoyo permanente del Diario de Navarra con su director Jose Javier Uranga al frente (posteriormente tiroteado por ETA) y del Pensamiento Navarro, unánimes en modernizar la Navarra tradicional atrayendo industrias y centros educativos

Y comenzó a actuar ayudado por el equipo de funcionarios de la Diputación que le acompañaron en esta iniciativa y del que no tiene más que alabanzas. ¿Y qué hacían? Pues lo que se ha hecho a lo largo de toda la historia para atraer gente: dar facilidades. ¿En qué consisten si lo que quieres es atraer empresas?. Pues eximir de impuestos, ofrecer terrenos a precio asequible, facilitar infraestructuras, ayudar económicamente en lo que fuera necesario….La cuestión era que se instalasen.

En Madrid no lo tenían muy claro, aquí se iba por libre ( ¡Ay esos navarros y sus fueros!) pero… las cosas bien hechas y los contactos allanan dificultades. Por ejemplo, la llegada de la Morris estuvo a punto de fracasar porque López Bravo, ministro de Industria, enfrascado en esos momentos en los llamados Planes de Desarrollo, pretendía hacer un Polígono Industrial fuerte en Burgos, a medio camino entre Madrid y Bilbao. Además en Burgos tenía intereses políticos. Hubo que ir a Madrid y desencallar susceptibilidades. Sus contactos allí facilitaron que finalmente la Morris se instalase en Pamplona y con ella otras muchas empresas complementarias. Los navarros sabemos lo que esto supuso y si no que se lo pregunten a Joaquín Chocarro que de trabajar en el taller de mi padre terminó como Jefe de talleres en la Morris.

Otro ejemplo: Salvat en Estella. Saralegui mantenía amistad con ellos desde la Universidad de Deusto. Los llevó, reloj en mano, de Pamplona a Estella y comprobaron que les costaba menos tiempo llegar que traspasar Barcelona para ir a su imprenta (y eso que todavía no estaba la autovía). Salvat se instalaría en la ciudad del Ega.

Respecto a la instalación de la japonesa Sanyo en Tudela cuenta que los japoneses se quedaron admirados, que ya es decir, de que las 200 trabajadoras que contrataron aprendieran el oficio con una facilidad pasmosa. Oficio minucioso de ensamblar piezas pequeñas. ¿Por qué? Saralegui lo achaca a la práctica del bordado que fomentaban y enseñaban las monjas de la zona. Desde luego que algo tendría que ver.

¿Cómo acabó su experiencia pamplonesa? Pues de golpe. Considera que a finales de los 60, con Franco mayor y enfermo, se intuía ya la política en el horizonte. Por entonces en Navarra se reflejaban las tensiones internas de Madrid. Que por un lado estaba la gente antigua del Régimen ( los del Movimiento: falangistas, carlistas…) que habían hecho la guerra y que sostenían que las ayudas debían ir al campo. Por otro, los llamados desarrollistas, democristianos, los tecnócratas que vivieron la guerra pero no la hicieron y también habían llegado al poder ( López Rodó, López Bravo, Navarro Rubio…) y planteaban otra visión de futuro. Y en tercer lugar, añado yo, se vislumbraban los nuevos aires de cambio que la propia industria propiciaba y que se veían reforzados por la incipiente industria turística.

Y en estas estábamos cuando en las siguientes elecciones a Diputados, en que hubo mayoría del primer grupo, la Dirección General Técnica que Saralegui dirigía se cerró. Pero respetarían los Programas de Desarrollo y las ayudas a la Universidad de Navarra. Fueron respetuosos y prudentes, según dice. Y yo añado que lo sembrado ahí quedó y de esa siembra se recogería la fábrica de Sarrió que hábilmente el Diputado Jesús Fortún consiguió emplazarla en Allo.

En la preceptiva cena de despedida dijo algo así como: “Ustedes fueron la generación de la guerra. Nosotros la del desarrollo. Nuestros hijos serán la de la abundancia. Cada generación ha tenido sus problemas y ha intentado resolverlos como mejor ha sabido y podido” Para ser del todo profético tenía que haber añadido: y la generación de nuestros nietos será la de la des-abundancia, la de la crisis. En ella están, a ver cómo la resuelven, porque ir de menos a más como nos pasó a nosotros es fácil y agradable pero ir de más a menos … es difícil y complicado.

Después de estos 4 años de etapa navarra de la que algunos dicen.”Navarra se acostó agrícola y se levantó industrializada”, Saralegui prosigue su brillante camino profesional e internacional. Vuelve al Banco de España. Sus cargos y responsabilidades son abundantes: Inspector de Seguros y Ahorro; Inspector en el SOV (Seguro Obligatorio de Viajeros); Vicesecretario del ICO (Instituto de Crédito Oficial); Jefe de las Cajas de Ahorro, Inspector Jefe en el Banco de España y en el Consorcio de Compensación de Seguros… Durante dos años se desplaza a Caracas como Delegado del FMI (Fondo Monetario Internacional) en Venezuela. También fue Director General de Programación e Inversiones del Ministerio de Educación con los ministros Villar Palasí y Julio Rodriguez. Termina su vida laboral como Inspector Jefe del Banco de España donde se jubila en 1999 a los 70 años. Una vez lo visité y si ya ese edificio impone de por sí, su despacho no desmerecía del conjunto. 

Amigo del deber, la gratitud

y las altas empresas trabajosas,

tuve días de paz y plenitud

amando las personas y las cosas

Así describe en la poesía “Navarra en la memoria” el transcurrir de su vida y añade :

Puse un puño de arena en el montón,

en el muro, un ladrillo,

una almena en la torre del castillo

y un golpe de martillo

en el yunque sonoro del tesón

Con razón decían sus amigos de Pamplona a mediados de los 60 que era “economista con alma de poeta”

Amigo del género epistolar, de escribir cartas. Sigue practicándolo, incluso con gente de Allo, aunque ya debe ser de los pocos que mantienen dicha costumbre. Ahora bien, unas cartas con una letra ilegible, de las que hay que imaginar y deducir lo que dice. Pienso yo que con la cantidad de notas que ha tenido que acumular en su vida para escribir lo que ha escrito, esas notas son personales e intransferibles porque seguro que son muy difíciles de descifrar. Aunque seguro que la memoria prodigiosa de la que está dotado le allanará las dificultades.

Vive en Madrid, en Las Rozas, pero no está quieto. En los siguientes 10 años desde que se jubiló ha escrito 4 novelas históricas, más de 3000 páginas. Allo, Tierra Estella, Pamplona, España son los motores de sus libros. Recrea el ambiente de cada época y junto a personajes reales e ilustres circulan personajes anónimos o en algunos casos con sus nombres y apellidos como ocurre en “Retablo de Navarra 1936” donde el transcurrir de la guerra en Allo forma uno de los cuadros del retablo. 

Títulos como “Requiem por dos príncipes y un reino” (Navarra siglos XV-XVI), “Hidalgos de plazuela” ( Navarra siglos XVIII-XIX), “Romanos, godos, árabes, templarios y judíos”(Navarra hasta el siglo XV) y “Retablo de Navarra 1936” sobre la guerra civil. Todos los ha presentado primero en la Biblioteca de su pueblo antes que en Pamplona. Todos están en la biblioteca. En todos sale Allo, la Villa como le llama en ocasiones. En todos las vicisitudes de las diferentes épocas tienen su reflejo en su pueblo natal.

Son libros espesos, propios de una persona muy ilustrada que tiene la necesidad de expresar no sólo sus amplísimos conocimientos históricos y literarios sino también sus reflexiones y su visión de la vida y del ser humano. Tengo que decir que en todo lo que he leído y escuchado de Saralegui nunca habla mal de nadie. Más bien al contrario, siempre tiene palabras precisas y positivas para referirse a las personas y si en algo no está de acuerdo simplemente lo argumenta, pero no hay un adjetivo negativo para calificar a nadie. Esto, dadas las vicisitudes de su vida y sus conocimientos, a mi entender, le honra. 

Otra manifestación de su apego a la tierra es la donación que hizo al Museo “Gustavo de Maeztu” de Estella de un valioso ejemplar de “El tratado de la vanidad del mundo” de Fray Diego de Estella ( 1524-1578). La obra está impresa en Madrid en 1787. Fray Diego, franciscano de interesante vida, era sobrino de San Francisco Javier. Fue un teólogo, humanista y escritor traducido a varios idiomas. Sus escritos fascinaron a Felipe II (fue su consultor, predicador y teólogo), a Pascal (matemático, físico, filósofo y teólogo francés 1623-62) y sobre todo a San Francisco de Sales ( italiano, 1567-1622, considerado hoy el patrono de escritores y periodistas)

Otro ejemplo son las piezas que ha donado al Museo del Carlismo en Estella: medallas del siglo XIX sobre la guerra carlista, algunos bonos emitidos para financiar la guerra y los seis tomos de la mejor historia sobre las guerras carlistas de Antonio Pirala en su primera edición de 1874. Hasta el 15 de febrero de 2015 hay una exposición titulada Comprometidos con la Historia. Donaciones y depósitos en el Museo del Carlismo. Hoy las guerras carlistas nos quedan lejos pero en Allo, al pie de Montejurra, se vivieron con intensidad sobre todo la tercera, incluso estuvo comiendo con sus generales el pretendiente carlista, Carlos VII. Comieron en Casa Zabalza. De hecho, Saralegui recuerda a gente con nombre y apellidos que llevaban las características boinas rojas carlistas. Siempre es bueno recordar la Historia porque de ella venimos y sobre todo….para INTENTAR no repetirla, aunque como dice el refrán el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

A estas alturas no hemos hablado de su hermana Carmen. La otra Saralegui Platero que también ha dejado el pabellón bien alto. Profesora de Lengua y Literatura en la Universidad de Navarra, sus trabajos de investigación han ido más por el camino de la lingüística con numerosos libros y trabajos publicados sobre la lengua prestando detenida atención a la lengua en Navarra ( navarrismos). Ambos han sido “mucho listos”, han nacido en Allo y “de raza le viene al galgo” porque su madre ya había aprobado unas oposiciones a secretaria municipal en 1936 que luego por avatares administrativos de la guerra no ejerció.

Y ¿qué ha hecho Saralegui para estar en PERSONAS SINGULARES en esta página de Allo?. Primero, que lo conozco, porque seguro que habrá otra gente que merece estar pero que no conozco o no tengo información (y aprovecho para solicitarla). Segundo, porque siempre ha llevado a Allo en su mente y en su corazón. Cuando llegas a su casa en Madrid lo primero que hace es enseñarte una foto aérea de Allo y recorrerlo con los recuerdos. Lo mismo que la llave de su casa en la calle Mayor que destaca en una pared del salón. Aparte de la cantidad de conocimientos históricos y deduciones que hace de distintos topónimos del término de Allo que desgrana en sus libros y que en su momento explicaremos citando su autor. Tercero, porque ha nacido aquí y habiendo tenido tantos cargos de responsabilidad el nombre de Allo siempre ha estado ineludiblemente unido a su biografía. Cuarto, porque nos ha puesto en los libros, nos ha dado visibilidad. Quinto, porque dada su trayectoria vital ha sido una persona importante, ha destacado y de eso hablamos en esta página. Y por último, para que los que lo conocen de oídas sepan algo más de él y los que no lo conocen sepan de su existencia.

Recuerda que de pequeño le mandaban con la lechera a casa de su tía, mi abuela, a por leche. Aquellas lecheras metálicas que tenías que transportar sin que se te cayese una gota. Pues bien, siempre le decía que se la echase con chorrotada. Pues eso te deseo yo: 

Que tengas una larga y fructífera vida con CHORROTADA

 

Esther Zubiría

Noviembre 2014

NOTA. Esta biografía se ha escrito a partir de una entrevista en el Diario de Navarra (7 de febrero de 1999), del libro citado de Alberto Moncada y de conversaciones y cartas con el protagonista. Las entrevistas y el libro están en internet.

 

COMULGANTES DEL 36

A nuestro protagonista lo tenemos en la parte superior enmarcado por el ala del ángel izquierdo, ángel representado por su sempiterna amiga Mª Victoria Iragui a la que debemos los nombres del resto de comulgantes. La artista Montse Aedo les ha puesto los números para que los podamos identificar más fácilmente

 

 

¡Qué foto más magnífica! Lo primero que se ve es que estos niños eran muy obedientes, ha sido colocados así expresamente, seguro que por las monjas. Unos están sentados, otros de pie, las manos juntas, el rostro serio, con aire trascendente. Es curioso que hasta han sido colocados por colores de manera armónica: primera fila chicos de oscuro, segunda fila chicas de blanco esplendoroso, tercera fila chicos y ángeles de blanco y chicos de oscuro pero siguiendo una estructura paralela. Y como sobraba una chica porque son impares ( 22 chicos y 15 chicas) la colocan en el centro de rodillas para que no rompiese la armonía del conjunto. Nada menos que 37 comulgantes de 7 años, años en que se decía que ya tenías uso de razón y por tanto empezabas a ser responsable de tus actos o por lo menos empezabas a planteártelo y tenías que rendir cuentas en la confesión semanal.

El que sean más chicos que chicas entra dentro de la normalidad demográfica. A nivel mundial nacen más niños que niñas pero hay más mortalidad masculina a todas las edades o por lo menos así ha sido de manera natural mientras la incidencia de la medicina ha sido escasa. Además las mujeres siempre han vivido más años y desde que ya no se mueren de parto, muchos más. 

Yo los miro y los veo muy pequeños, muy niños. Seguro que estaban todos muy contentos por hacer la comunión, por vestirse con esos trajes, por ser el centro de atención, por hacerse una foto, por la comida que vendría después…La pareja enfrentada en la parte superior con alas de ángel se miran porque están escoltando el crucifijo que preside el grupo y es el símbolo y razón de la ceremonia que han realizado. El telón de fondo representa las bóvedas góticas de una iglesia y no sé ….igual se utilizaba como telón de algunas comedias. Quizá han querido solemnizar la escena y desviar la atención de esas ventanas de la escuela de las monjas, alguna con cristales rotos. Tampoco sé si el traje de esas tres niñas que están en el centro con un crucifijo floreado en las manos, tiene algún significado porque realmente parecen monjitas. El resto de trajes de comunión entra dentro de la normalidad y la variedad, muchos de ellos trajes heredados y que lo seguirían siendo. La mayoría de estos niños tenían muchos hermanos y primos. A destacar el que está arrodillado en primer plano. Es Emilio Roncal ”el mejicano”, que era más mayor de edad y más alto y tuvo que ponerse así para no destacar del conjunto. Eso sí, de rodillas sobre una tela para no manchar el pantalón. Es el único que sonríe.

Era el 14 de abril de 1936, quinto aniversario de la segunda República. Era un miércoles festivo, por la celebración del aniversario, y para enmascarar el carácter religioso del acontecimiento esos espacios blancos de los laterales son dos monjas que han sido anuladas de la foto en una especie de photoshop de la época. En otras fotos de comunión en tiempos de la República sí que están las monjas. La probable explicación del “photoshop” es que después de las elecciones de febrero de 1936, de las que salió un gobierno conocido como Frente Popular de izquierdas, las relaciones entre la República y la religión se enrarecieron y cualquier acto habitual de carácter religioso, como éste, podía considerarse como una provocación. No tenemos otra posible explicación.

Tres meses después estos 37 niños vivirían una experiencia indeseable y amarga. Muy pronto tuvieron que experimentar los sinsabores de una sociedad enferma que se enfrenta en una guerra y sobrevive con dificultades a una larga postguerra. Hubo un antes y un después. Pronto tuvieron que hacerse hombres y mujeres. Nosotros tuvimos más suerte.

Hace unos años Saralegui envió 20 copias de la foto a amigos de Allo y también salió en el Diario de Navarra pero esta foto es de Montse Aedo y de una calidad excelente.

 

 

 

TUDELA

En una excursión del colegio de Tudela en 1942. Saralegui es el segundo a la derecha. 13 años y con abundante cabellera. En esos momentos añoraba Allo. Parece que el hambre arrecia. Observemos al que está de pie con bata y las dos jarras de porcelana que lleva. ¿serían para lavarse? ¿no indica la bata una diferenciación por abajo? En los internados solía haber gente que no pagaba o que pagaba poco y que servía al resto de los internos. Es posible que sea uno de esos muchachos cuyos estudios le costaban doble esfuerzo y sacrificio.

Parte de esta cuadrilla de apellidos bastante ilustres (Sainz de Muniain, Eraso Perurena, Iraolagoytia Orbea, Cabacés…) también lo serán en el futuro ( ya pasado en estos momentos) como el protagonista que nos ocupa.

 

 
 

AQUELLOS AÑOS

Aquellos años en que una foto era un tesoro y que sólo ocurría en ocasiones especiales como ésta. Es una boda de unos parientes Platero en Irache en 1946. Es una foto familiar que el único interés en ponerla es porque sale el protagonista del escrito.

Los contrayentes ya se ve que están en el centro. A la derecha del novio están mi abuelos paternos y entre mi abuelo y su madre está José Saralegui Platero, un joven estudiante de último año de bachillerato con pantalones de golf que llamaban “briches”, semejantes a nuestros “piratas”. A continuación está su padre, el último a la derecha. Como los que le rodean son bastante bajitos se le ve alto, posiblemente fue de esos adolescentes que crecen pronto y ahí se quedan. Hay otros familiares y gente de Allo pero no vienen al caso.

Bodas en que la novia iba de oscuro y que yo diría que mi abuelo y José Saralegui llevan boina, que si es así sería la de los domingos. Bodas en que si uno estaba de luto lo cumplía a rajatabla y bodas cuyo viaje de novios se solía reducir a ir a Madrid y… según los posibles.

Muy jóvenes murieron mis abuelos, a los 60 y 61 años. Aquí tenían cuarenta y tantos y parecen viejos. Ya los he repasado y ¡qué diferencia de aspecto! pero de sus esfuerzos venimos.

 

 

 

DON JOSÉ GAMBOA

Ya hemos hablado en otra ocasión de Don José Gamboa (comentario LAS AUTORIDADES en El cuartel/ EDIFICIOS SINGULARES). Aquí lo tenemos junto a su mujer, Doña Anita, Saralegui, los sacerdotes nacidos en Allo Ramón Azcona y Enrique Arellano, su hijo Jose Luis Gamboa y otro sacerdote, Juan Antonio Busto. Y esa cara en primer término no hay duda: María Luisa Montoya, madre de mi amiga Maravillas Castanera y de la que tanto parecido han sacado sus hijas.

Están en un homenaje al maestro Don José en verano de 1960.

Fue Gamboa, al que Saralegui considera buen docente y buen hombre, quien acabó de animar a su padre, que ya de por sí estaba empeñado, para que su alumno José estudiara. Le preparó para el examen de Ingreso de bachiller que tuvo lugar el 1 de septiembre de 1939, fecha histórica en que las tropas alemanas invadían Polonia y con ello empezaría lo que conocemos como la Segunda Guerra Mundial. No hace falta decir que aprobó, como aprobaría todo lo que se le puso por delante. Como dicen en Allo “salía bien” de los exámenes. De Gamboa, Maestro Nacional de los de antes, dice una cosa: que siempre empujaba “a más” a todos los alumnos. Es una frase equivalente a la que me dijeron y que inserté en el comentario citado anteriormente: el que quería aprender, aprendía mucho y el que no quería aprender, aprendía algo

Hoy los profesores como tenemos tantos alumnos y muchas veces distintos cada año, para ellos somos uno más y ya no nos hacen homenajes. También hay que decir que aquellos maestros que tenían clases unitarias, que sabían de todo y que ejercían de maestros todo el día, han pasado a la historia. Y como todo en la vida con la especialización de materias se ha ganado y se ha perdido. Hemos pasado de ser maestros a ser profesores. Don José Gamboa fue un MAESTRO, así lo recuerdan sus alumnos.

 

 

 

A.P. IBÉRICA

Mayo de 1965. Inauguración de los talleres de A.P. Ibérica acogida a los Programas de Desarrollo. De cuando estaba en la Diputación de Navarra dirigiendo la incipiente industrialización. Aunque joven todavía, aquella pelambrera que tenía en Tudela se ha ido quedando por el camino. Repite y repite que el impulso básico fue de la Diputación sobre todo de Don Félix Huarte, hombre superdotado para la empresa y motor del cambio y del diputado Miguel Javier Urmeneta, superdotado para la política, el moderador y administrador. Igualmente considera magníficos el grupo de funcionarios que le asignaron (Luis Doria, Joaquín Gortari, José Uriz Beriain, Miguel Troncoso, Javier Lizarrondo, Pedro Turullols, Jose Manuel Zubiaur…). Unos por otro, otros por uno el resultado fue francamente positivo para Navarra tanto a nivel de industrialización como a nivel de estructuración de impuestos.

La foto que encabeza esta biografía pertenece a esta época. Le habilitaron un despacho con muebles sacados del almacén de la Diputación. Muebles viejos pero muy buenos, según dice. Ya se ve que la silla tiene solera y es preciosa.

 

MANDAMASES

Año 1976. He aquí unos mandamases económicos de la época: 

    Francisco José Saralegui, Inspector-Jefe de Cajas de Ahorros

    Miguel Allué Escudero, Director General de la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorros)

    Luis Coronel de Palma, Gobernador del Banco de España (1970-76) entre otros muchísimos cargos, títulos y condecoraciones.

    Las Cajas de Ahorro, que provienen de los antiguos Montes de Piedad o Montepíos, nacieron como entidades financieras con lógico sentido económico pero con vocación social. Sus beneficios se dedicaban a la creación y mantenimiento de obras sociales, benéficas y culturales. Recogían los ahorros de las clases medias y populares de los que recibían su confianza, una confianza basada en la proximidad a la tierra. Han sido consecuencia y causa, en cierto modo, de la progresiva elevación del nivel de vida del pueblo español.

    Hoy no son lo que fueron. Hoy nos han llenado de vergüenza nacional. Pero así como fueron los nuestros los que las encumbraron también han sido los nuestros los que las han hundido. La avaricia rompe el saco y, desgraciadamente, en una época en que se nos llena la boca de democracia e igualdad. 

    No estoy capacitada para juzgar el hacer de estas tres personas de la mesa respecto a las Cajas de Ahorro pero una cosa sí que sé: que en aquellos momentos la gran mayoría confiábamos nuestros ahorros a las Cajas de Ahorros. Las creíamos más honradas y sociales que los Bancos. Y lo eran. Hoy lo que hablaríamos de ellas serían pestes. ¡Cuánto nos queda por aprender! 

    Como cosa curiosa fijémonos en la mesa: primero, la forma de las copas no son nada del otro mundo; segundo, no parece que sean bebedores, están en el café y en todas las copas hay vino y champán e incluso las copas de licor parecen intactas; tercero, está claro que a Saralegui o le gustan las chaquetas de cuadritos o le duran mucho porque en épocas distintas aparece con chaqueta similar. Y por último, lo que dice Coronel de Palma parece que interesa, la cara de atención de los otros dos así lo demuestra y no tiene pinta de ser algo jocoso propio de una sobremesa sino más bien algo que hay que escuchar con la cabeza fría.

     

     

     

    EN ALLO

    28 de septiembre de 2007, Francisco José Saralegui Platero nacido en Allo el 18 de octubre de 1929 presenta en la Biblioteca de su pueblo uno de sus libros: “Hidalgos de plazuela” sobre la historia de Navarra (y por tanto de Allo) durante los siglos XVIII y XIX.

    Con anterioridad en 2004 y 2006 había presentado en el mismo lugar sus otros libros: “Requien por dos príncipes y un Reino”, “Retablo de Navarra 1936” y “Romanos, godos, árabes y templarios”. Jose Ramón Macua, con el que mantiene una estrecha relación de amistad y conocimientos, hace las presentaciones. Puede decirse que si hay alguien que ha estudiado e investigado nuestros orígenes y a los que hay que acudir para conocerlos, son estas dos estudiosas y destacadas personas.

    La presentación la hizo en su pueblo antes de hacerlo de manera oficial en la Caja de Ahorros de Navarra en Pamplona. Todo un detalle y muy significativo aunque ya no sean muchos los que le conocen. Sirvan, pues, estas líneas para que los más jóvenes sepan de su existencia y los más mayores hayamos enriquecido nuestros conocimientos con el relato de su peripecia vital. 

     

     

     

    EN LA ACTUALIDAD

    Última vez que nos hemos visto, abril de 2013. Tenía 83 años, convertidos hoy en 85 otoños y deseamos que cumpla muchos más. Le escoltamos mi primo carnal Gerardo Zubiría y yo misma. A Gerardo le interesaban mucho las cosas que le contaba de su padre, que murió cuando él tenía un mes de edad. Las relaciones familiares y de amistad eran estrechas y aprovechó la impresionante memoria de Saralegui para corroborar y conocer cosas de su propia biografía. Por mi parte, mucha información que cuento en estos escritos se debe a aquella entretenida e interesante visita.

    Está muy bien para sus años y, ejemplo de adaptación, maneja el ordenador como habrá pocos de su edad que lo hagan, aunque lo suyo es escribir a mano. Ahí se encuentra en su salsa.

    La foto nos la sacó su encantadora mujer, Pilar

     

    Los escritos que vienen a continuación fueron publicados en el Programa de Fiestas de Allo de 1987. Los pongo como ejemplo, tanto por su contenido como por su continente, por su fondo como por su forma, de su manera de escribir y de enfocar los “paisajes de su alma”.

     

    PAISAJES DEL ALMA

    RECONSTRUIR

    Después de años de ausencia he vuelto a mi Villa natal.

    Allo, al pie de Montejurra, huele ya a la humedad de la llamada del Ebro. A su espalda las villas antiguas de la Solana, Dicastillo, Morentin, Muniáin, Aberin; al sur, el perfil militar de Lerín, sobre la colina caliza y los regadíos fecundados; y Sesma y Lodosa, invisibles, arrimándose al río que dio su nombre a la Península Ibérica.

    A Allo le han sentado bien las fábricas. Bien sé que han producido tensiones sociales antes desconocidas; pero es la novedad. Y el dramatismo de nuestra tierra, que ha conocido demasiadas guerras.

    Sin embargo, las fábricas detuvieron la emigración, equilibraron la economía de la comarca -antes casi exclusivamente agrícola- y trajeron trabajo y riqueza. Y la sociedad nueva asimiló la cultura industrial con rapidez; como antes había asimilado la mecanización de las tareas agrícolas, el cooperativismo y el cambio de cultivos.

    En los últimos años, el paisaje ha cambiado. Apenas se ve el ramaje de forja de los olivos; escasean las hileras interminables de vides de mi niñez; el cereal y el espárrago mantienen ocre las piezas, amarillas las colinas suaves, sirena y azul el horizonte lejano.

    Cien veces he recorrido sus caminos a pie, envuelto en la magnificencia de la naturaleza, en su esplendente y encantadora armonía. Y en el olor áspero e inolvidable del trigal, de la alfalfa cortada, de la fruta madura y el surco húmedo y jugoso. Que era distinto en cada estación, en cada hora, en los días de sol y en aquellos otros en que una lluvia furiosa y precipitada, tomaba posesión del cielo cárdeno, del campo florido, de las calles embarradas, que chorreaban.

    Construir es colaborar con la tierra y con la vida; es, sobre todo, hacer el mundo más habitable.

    Reconstruir es colaborar con el recuerdo y con la historia. Con la historia a la que llamaba Ortega “delicia de los otoños”.

    He visto reconstruido el Ayuntamiento de Allo, intacta sobre la plaza su fachada del siglo XVI. Por dentro, renovado en una hermosa escalera y habitaciones grandes, a la navarra, anchas y sobrias. Allí estuvieron las escuelas públicas de mi niñez; en los porches sombríos jugaron generaciones de escolares.

    Todos los que tallaron esas piedras, forjaron esos hierros, labraron esos escudos, ya hace mucho que han muerto. Pero es un signo de respeto a su memoria rehacer sus trabajos y sus días, seguir sus pasos, mejorar la casa como ellos lo hubieran hecho de haberla edificado cuatro siglos después. La fachada renacentista - reinaba Felipe II- ha sido historia de Allo desde 1575, es contemporánea de la batalla de Lepanto y de la Armada Invencible, de las guerras de Flandes y la construcción de El Escorial; ha visto al ejército napoleónico, a los voluntarios de Zumalacárregui y a los soldados de Isabel II, ha sido testigo impávido de la tragedia y la gloria de tres guerras civiles.

    También, ha contemplado el regateo y la hermosura del mercado popular, la solemnidad de las fiestas anuales, la belleza de las generaciones que se renuevan a su sombra.

    Ahora, podrá seguir presidiendo la vida municipal muchos años más. Y nuestros nietos agradecerán que hayamos salvado para su gozo y su memoria, ese testigo fiel de más de cuatrocientos años de historia de la Villa. Y aprenderán a amar en él, como nosotros, la estética ascética.

    Lo mismo la Iglesia parroquial. Y el Cristo de las Aguas, que guarda una nueva juventud. Y el Calvario, quizá el más hermoso de Navarra, que espero pueda volver a su primitivo destino.

     

    PERSONAS

    Pero lo más interesante, siempre, son las personas. 

    Un grupo de ellas se nos ha ido. Y no sólo los viejos labradores -doblados por la cintura- de los años treinta; ni sólo las abuelas dulces de moño y mantilla, vestidas de negro; también hombres y mujeres jóvenes que hemos conocido y amado se nos han muerto. Tengo la experiencia de que, los que creemos que Dios es padre, al cabo de algún tiempo podremos volver a hablar de ellos con increíble dulzura. Y eso me ha sucedido a mí.

    Pero es igualmente hondo -y a veces sobrecogedor- contemplar en un hombre joven el mismo gesto varonil de aquel viejo y querido amigo, que es su padre. O en una niña, la inextinguible sonrisa y los ojos llenos de luz, tan recordados, de aquella amiga adolescente que es -ya- su abuela. Y que lleva su edad y sus canas con la misma elegancia que llevaba, hace tantos años, un cántaro en la cadera o sobre la cabeza, en una delgada corona de lienzo.

     

    ESPÍRITU

    Allo ha tenido siempre, que yo recuerde, vocación tolerante y pluralista; y la solidez de las amistades y los parentescos ha superado cualquier posible división social.

    Sobre la tragedia de la guerra civil han pasado ya cincuenta primaveras; pero aún habrán de florecer otras cincuenta para que pase a ser un episodio histórico y no un drama personal y familiar. Aún debemos morir todos los que vimos aquello con uso de razón; todos los que estamos juntos en la fotografía de Primera Comunión que yo guardo y que procede de una fecha histórica: 14 de abril de 1936, último aniversario de la Segunda República.

    Pero la sociedad nuestra, antigua, fuerte, igualitaria, ha sabido librarse de los dos extremos: creer en demasiadas cosas y no creer en ninguna. De raíz católica, según esa misma tradición. Conforme a la cual es legítimo y normal que no todas las personas den las mismas respuestas a las grandes preguntas de la vida.

    Sí creo que en Allo, como en toda Navarra, florece -a mi juicio para bien- un injerto de la ética protestante del trabajo, la empresa y el beneficio, el éxito y el confort. Matizada por el hecho de que el cambio cultural se apoya en una plataforma católica; y por la realidad de que el desarrollo industrial se basa en hombres y mujeres que proceden de la agricultura, y en muchos casos, permanecen en ella.

    De las tres fuerzas económicas que mantienen a España -agricultura, industria, turismo- las dos primeras están bien representadas. No tanto la tercera que, por lo que me contaron, se inicia ya. Y puede tener porvenir apoyada en el buen clima, la excelente fruta, los viejos caserones que, remozados, reviven en la población ciudadana el mundo ancho y aldeano de sus abuelos. Y en la riqueza arqueológica y documental, irrepetible, que encierra la villa. Y Navarra.

     

    VASCO UNAMUNO

    Unamuno escribía en Salamanca, ya mayor, de sus tierras natales de Vizcaya: “Mares tempestuosos de mi Vasconia, montes verdes de mi país, barcos que trazásteis vuestras estelas sobre mi adolescencia melancólica. Ahora que se me va de entre las manos ¿por qué me llenáis el alma de tristeza?

    Lector y admirador de Don Miguel, no se me oculta que las cosas que pueden hacernos felices pueden también hacernos desdichados, al mismo nivel y en la misma proporción.

    Pero debo decir que los pueblos y paisajes de Navarra nunca me han causado tristeza ni nostalgia. Quizá porque los veo vivir y trabajar; quizá porque intuyo que como todas las sociedades nobles, piensan y sueñan. También, sin duda, porque están habitados por muchos hombres y mujeres a los que conozco y quiero. Y la vida es una historia de amor.

     

    Francisco José de Saralegui

    Verano de 1987

     

    Aunque YA SÉ que todo el conjunto resulta muy largo, no me resisto a poner esta poesía

    COPLA DE LAS DOS VILLAS

    ALLO, LA VILLA DE NAVARRA

    En Navarra, por la ribera del Ega,

    llegan las cepas y los olivos.

    En hileras, se sosiegan,

    hasta la orilla del río.

    Los pueblos, de cal y piedra morena,

    coronan los altozanos cual navíos,

    con iglesias de campanas, que resuenan,

    sobre las huertas amenas

    y los barrancos sombríos.

     

    ¡ Campo mío que amaneces con rocío,

    en el surco y en la flor!

    Sol poniente, que encaminas mi albedrío,

    soñador, al agua mansa del río,

    viejo amigo encubridor.

     

    Montes azules, contritos,

    de laderón gris y verde

    con espaldas de granito

    y cumbre plata y cristal.

     

    Campo dulce, tan humano,

    de amadas vidas umbral,

    que acoges, en cauce arcano,

    lluvia de arroyos lejanos,

    borbollón de manantial.

     

    Nieve blanca, hielo frío,

    que en estío

    se hacen acequia caudal.

     

    Bajo los álamos blancos,

    resbalan las aguas verdes;

    bajo las nubes del cielo,

    azul, los sueños alegres.

    Evocando sueños tristes que,

    también, se irán llorando.

     

    Con los amores primeros,

    que nunca jamás se olvidan;

    y las heridas del alma, 

    ¡que tan tarde cicatrizan!

    Esta tarde presentida,

    los largos días de calma,

    las horas de bienvenida,

    las de aquel querer temprano, tan lozano;

    las del adiós sin medida ¡compañera! tan cercano.

     

    Labradores con talante de señores;

    mujeres hospitalarias, con voz de plata

    Fieles a la familia y a la cruz,

    cuerpo rotundo, romano,

    ojos de júbilo y de luz.

     

    Agreste olor de cuadra y de granero,

    la luz del sol que amanece,

    la parva en las eras de oro;

    la brisa fresca que mece,

    la inquieta fuente y el sosiego casero,

    la acequia blanda y el áspero romero.

     

    Primavera, consuelo

    de abril lluvioso y mayo, tan florido;

    bendición, viejo anhelo, de vino y pan,

    De la tierra y del cielo,

    horas de gozo amigo

    y de tribulación.

     

    Desde Leiza en el recuerdo

    hoy me pregunto porqué:

    ¿ Por qué entre montes verdes, tan cercanos,

    Por qué- decidme- hacia los claros llanos,

    vuela mi corazón?

    ¿ Por qué este cielo gris, entre manzanos,

    la lluvia triste sobre el bosque arcano

    llaman a la oración?

    ¿ Por qué este muro de espesos avellanos,

    el caserón sombrío, tan cercano,

    el silencio obstinado que desgrano,

    añoran el secano y la canción?

    ¿ Por qué la lengua antigua, sosegada, 

    en la voz del abuelo recordada,

    y en el alma profunda tan amada,

    me llena de tristeza el corazón?

     

    Decidme padres, hermanos,

    amor de adolescencia, veteranos

    camaradas de infancia, hoy rostros canos,

    ¿ por qué inundáis mis horas de emoción?

     

    Y tú amigo de Allo, dí:

    ¿ Aún canta el ruiseñor en el plantío,

    la perdiz en la alameda,

    la calandria en el baldío?

     

    ¿ Llegan las cepas y olivos,

    y el sendero emprendedor,

    hasta la margen del río?

    ¿ Apunta en el tomillar,

    el capullo guerrerillo,

    que será flor de estío?

     

    ¿ Cantan las niñas en corro, entre geranios en flor

    y mana la fuente fría, con caños de bronce al sol?

    ¿ Sabes si aquella pasión, que mi memoria convoca,

    sigue incrustada en la roca secreta de su emoción?

     

    ¿ Está el pilón de la fuente, lleno hasta el colmo,

    y cantan los auroros, bajo los olmos?

    ¿ Hay cigüeñas erguidas en la veleta,

    sobre los cerros grises, las tierras quietas?

    ¿ Chillan los vencejos negros, en las torres de la iglesia

    y repican las campanas, cuando las horas despiertan?

     

    ¿ Y cómo está María, la bien amada?

    ¿ Sigue vibrando notas en su garganta,

    la voz de plata antigua, de fuente clara?

     

    ¿ Se abren sobre la Placeta, balcones hospitalarios,

    las dos callejas tan quietas, y las casas

    con escudos centenarios?

     

    ¿ Rueda la vieja cancela, clara como una canción;

    esos goznes que revelan, rechinando,

    los males del corazón?

     

    Dímelo tú, que lo ves:

    ¿ Sigue poniéndose el sol

    rojo y oro en arrebol,

    tras Montejurra y Codés?

     

    ¿ Viven aquellos que hicieron,

    conmigo, un abril lejano,

    la primera comunión?

     

    Ya sé que algunos se han ido

    y, como en la antigua canción,

    estarán con Magdalena, en el Edén hortelano,

    reunión de quienes tanto han vivido.

    consolación del caído

    que ha trabajado y sufrido,

    con pasión.

     

    ¡Ay María Magdalena!

    Con ella, que humana fue,

    sin tardar mucho estaremos,

    todos, tomando café.

     

    F. José Saralegui Platero

     

     

    DEL DIARIO DE NAVARRA

    De forma fortuita y casual prácticamente ha coincidido la publicación de esta biografía con la presencia de nuestro protagonista en los medios de comunicación. El motivo ha sido la concesión de sendas Medallas de Oro de Navarra a Don Félix Huarte y Don Miguel Javier Urmeneta por su papel impulsor de la industrialización navarra hace 50 años. Aunque los políticos es lógico que se lleven tanto los triunfos como los fracasos, también ha habido un recuerdo para los técnicos, en este caso para Francisco José Saralegui que como hemos leído en la biografía fue también en sus inicios artífice y participante activo de dicha industrialización.

    Agradecemos al Diario de Navarra el habernos proporcionado en PDF el suplemento que publicó el día 30 de noviembre de 2014 con motivo del acontecimiento. Solamente aclarar dos cosas: una, que Saralegui expone en las entrevistas de manera más amplia la esencia de lo que ya habíamos expuesto en la biografía y dos, que a pesar de que el nombre Francisco Javier es de lo más común en Navarra y por eso el periodista le llama constantemente así, nuestro protagonista se llama Francisco José, José, Josecho o Josechu. A gusto del consumidor, pero no Francisco Javier que es el nombre de nuestro patrón, mientras que Francisco José es nombre de emperadores austriacos.

    Suplemento del Diario de Navarra 30/11/2014

    DIA siguiente a la entrega de las medallas 04/12/2014