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A MODO DE INTRODUCCIÓN
Hola de nuevo, seguidores y lectores de la PÁGINA NO OFICIAL de ALLO . El motivo de este nuevo relato no es ni más ni menos que la celebración del 50 aniversario de la puesta en funcionamiento de lo que en Allo llamamos “LA PAPELERA”. Ha sido habitual hasta ahora que la gran mayoría de los escritos recogidos en nuestra PÁGINA estén basados en la evocación de los recuerdos y vivencias de nuestra infancia o juventud. Éste en el que nos embarcamos ahora tiene la particularidad de que no puede basarse en nuestros recuerdos porque ya hace más de 50 años que tanto mi prima Esther como yo salimos de Allo a estudiar . Esta es la principal razón por la que hemos tenido que acudir a personas que sí han tenido relación directa y laboral con la Papelera y nos han contado de buen grado ese viaje por la historia de nuestra fábrica.
Aparte de los testimonios de personas de Allo y no de Allo que trabajan en la fábrica, nos ha ayudado y mucho la exposición que con motivo del 50 aniversario han colocado, para disfrute de todo aquel que la haya querido visitar, en el centro polivalente La Bodega. A esta exposición haremos referencia a menudo sabedores de que los datos que nos puedan bailar en nuestra memoria estarán allí como fieles testigos de la historia y de ese viaje en el tiempo.
Una vez escrito el texto, los responsables de comunicación de La Papelera han tenido la amabilidad de permitirnos completar este relato con la aportación de una parte de la citada exposición, precisamente la referida a las personas, en el fondo la más importante. La colocaremos al final como un anexo y de esta manera dejará de ser “Exposición temporal” para convertirse en “permanente” y al alcance de cuantos no pudieron ver la original. El resto de los apartados de dicha exposición queda reflejado gráfica y textualmente de forma genérica a lo largo del relato.
CAPÍTULO 1
EL POR QUÉ DE LA fábrica
Hasta llegar a poner la primera piedra en Mirabete ( aquí foto de pinchar de los letreros de la carretera 1) fueron necesarias una serie de circunstancias a nivel nacional, provincial y local que lo hicieron posible.
A nivel nacional los años 60 representan el fin de la autarquía económica de la larga posguerra y la apertura de la economía española a la economía mundial y organismos internacionales. Es decir , representan el pasar de una economía cerrada con gran control estatal a una economía abierta vinculada al capitalismo internacional con más peso de la iniciativa privada. Dicho de otra manera pasar de una economía esencialmente de base agrícola a una economía de base industrial.
A esta etapa económica entre 1960-75 se le llama el Desarrollismo. Los principales dirigentes de este cambio fueron una serie de ministros y gente procedente del Opus Dei, técnicos brillantes . Se hicieron los Planes de Desarrollo ( 1964-75) para fomentar el progreso industrial y disminuir los desequilibrios entre las diferentes regiones españolas.
La consecuencia fue que la economía creció a gran velocidad en todos los sectores. El abrirnos al auge económico de Europa y América nos permite exportar productos españoles, recibir inversiones de capital extranjero y enormes ingresos por el turismo que empieza.
Esta es la base que a nivel nacional favorece la construcción de una fábrica en nuestro pueblo.
El segundo nivel es provincial. A estas alturas creo que la mayoría de la gente de Allo sabe que Francisco José de Saralegui (1929-2024) nacido en Allo tuvo un papel clave en la industrialización de Navarra. Saralegui perteneciente a los brillantes técnicos del Desarrollismo nacional, fue llamado en 1964 por Félix Huarte, Presidente de la Diputación de Navarra, para que , entre otras cosas, hiciera un Plan de Desarrollo en la Comunidad Foral.
Navarra en aquellos 60 era una sociedad estancada con un predominio agrícola excesivo. Huarte , Saralegui, Urmeneta…. son nombres unidos indisociablemente al desarrollo industrial de Navarra favoreciendo la llegada de nuevas industrias que retuvieran a la gente en sus pueblos y en Navarra: cuenca de Pamplona, Tudela, Estella, Tafalla, Aoiz….
El tercer nivel es el local. ¿ Por qué en Allo? Porque tuvimos la suerte de tener a la persona adecuada en el momento preciso. Y esta persona fue Jesús Fortún. Diputado Foral y político de raza tuvo que pelear mucho para que esa nueva planta con la que la empresa Sarrió quería ampliar la producción de la Papelera de Leiza se instalase en Allo. Pensemos la cantidad de pueblos en los que se podía haber instalado, la cantidad de pueblos que ofrecían las mismas o mejores condiciones que Allo, los intereses de los distintos diputados por trabajar por sus circunscripciones…..
Ante todo ese cúmulo de circunstancias e intereses triunfó el deseo , la decisión y el buen hacer de Fortun para que esa fábrica se instalase en Allo y digamos que “en la final” nuestro competidor directo fue Lerín.
En aquellos momentos, 1973, Fortun ( AQUÍ PARA PINCHAR LA FOTO DE LA FIRMA EN FORTUN, DIPUTADO) era Diputado Foral pero también concejal en Allo con Pedro Pérez de Ciriza como alcalde. Como Diputado consigue también que la Diputación se encargase de la construcción de la carretera hasta el cruce con la de Estella y de la explanación de los terrenos en Mirabete donde se instalaría físicamente la Fábrica de Papel de Sarrió, la Papelera, nuestra Papelera.
Y este es el por qué estamos celebrando el cincuentenario de nuestra fábrica . Nada es gratis, nada se produce por casualidad. Hay que sembrar y trabajar y en este proceso en concreto podemos presumir de haber podido contar con dos personas clave, cada una en su función: Francisco José de Saralegui y Jesús Fortún. Tuvimos suerte.
Este enlace nos lleva a una interesante fotografía y a un revelador artículo de periódico de 1974 ( AQUÍ PONER PARA PINCHAR ARTÍCULO PERIÓDICO Y FOTO DEL ARTÍCULO SOBRE Fortun) procedentes del artículo JESÚS FORTÚN, Diputado.
Si se quiere saber más sobre el papel de Saralegui y Fortun hay escritas biografías de ambos en el apartado PERSONAS SINGULARES ( en PASADO PERFECTO) de esta PAGINA NO OFICIAL de ALLO.
CAPÍTULO 2
Y SE FUERON A APRENDER
Las obras de adecuación del monte de Mirabete para acoger el edificio de la fábrica, así como la propia construcción de la misma, que habían comenzado los primeros meses de 1974, llevaban buen ritmo. El siguiente paso tendría que ser la formación de los futuros trabajadores/as de la futura, valga la redundancia, fábrica. Para ello, según me cuentan, aquellos/as que estaban dispuestos/as a dejar su trabajo en el campo, otros/as en negocios propios e incluso otros/as/ a entrar por primera vez en el mercado de trabajo, tuvieron que acudir a los centros de formación que la empresa Sarrió tenía por diferentes poblaciones más o menos alejadas de Allo. Para ello tuvieron que acudir a la casa parroquial, reformada para la ocasión por la propia empresa, y apuntarse a una lista abierta. Allí eran recibidos/as por el director y un ingeniero, alemanes ambos, y una persona de Allo que hacía de secretaria de Dirección. Una vez registrados/as, tenían que comprometerse con el periodo de formación que iban a recibir en los distintos centros. Estos se encontraban en Leiza (Navarra) Amorebieta (Vizcaya) y Montañana (Zaragoza). Podríamos decir que este proceso formativo distinguía dos categorías laborales atendiendo lógicamente a las necesidades de funcionamiento y exigencias de producción de la futura fábrica. Por un lado, a Leiza fueron trabajadores para formarse en la tarea de mantenimiento de las máquinas y así se los reconocía como “los de mantenimiento”. Para no faltar a la verdad y no levantar suspicacias debemos decir que algunos de esta categoría también se formaron en Amorebieta y en Montañana. Entre otras personas que estuvieron allí podemos nombrar a Javier García, El Rojas, Luis Ignacio Arza, Wana, Gonzalo Garayoa, Alfonso Montoya, Joaquín Íñigo, Gregorio Chocarro, etc. Comenzaron en mayo de 1974 cuando ya estaban en marcha los movimientos de tierra en el monte de Mirabete y ya se cocía a fuego lento nuestra papelera. Estuvieron cuatro meses. Estos trabajadores en formación tenían pagada, además de su sueldo y cotización a la SS, la pensión completa. Comían en un bar que hacía las funciones de comedor de empresa y dormían en una pensión. Los fines de semana solían volver a Allo porque la morriña por su pueblo, por sus padres, hermanos, amigos y novias, permanecía viva.
Otros trabajadores en formación que no iban a ser especialistas, sino mano de obra sin cualificar, fueron destinados como decía antes a Amorebieta o a Montañana. Como luego os contaré a través de otro testimonio, las condiciones laborales y de manutención así como el tiempo de formación fueron similares en los tres centros.
No quiero dejar de nombrar a algunos de los trabajadores que fueron a Amorebieta: Félix Les, Ángel Moreno, Pedro Martínez, Tomás López, Pedro Ochoa, Pedro López, Cruz Alberto Soria, Serafín Zalduendo, etc. De los que hicieron su formación en Montañana podemos nombrar a: Luis Hermoso de Mendoza, Javier Álvarez (mantenimiento), Julián Larrainzar, Antonio López, José Ciordia, Jesús Echávarri (mantenimiento y de Larraga), etc. Ya podéis perdonar aquellos que no estéis en la lista y os hubiera gustado estar, así, cuando lo leáis podréis decir: “Oye Loren, que yo también fui”, y de nuevo, disculpas a aquellos que aparecéis y hubieseis preferido no hacerlo. Os aseguro que no hay ni un ápice de mala intención en ello y además agradeceros el haber utilizado vuestro nombre sin el consentimiento explícito. Habréis observado que al principio tengo en cuenta la especificidad entre trabajadores/as y después no lo hago. Es debido a que no tengo información de que tanto a Leiza, Amorebieta o Montañana fuera alguna mujer a formarse. Lo que sí es conocido es que cuando la fábrica empezó su producción a buen ritmo muchas fueron las mujeres que formaron parte de la plantilla. En la exposición pudimos ver testimonios fotográficos de mujeres que pasaron muchos años de su vida en Miravete.
Por ubicarnos un poco en el tiempo podemos decir que los primeros trabajadores comenzaron la formación en mayo del 74 y la ceremonia de colocación de la primera piedra fue en julio del mismo año y, el primer rollo producido en la fábrica fue el 7 de julio del 75. No caben dudas de que antes de julio del 74 ya estaban muy avanzadas las obras de preparación del terreno como se puede ver en una de las fotografías de la exposición.
Parece que es Amadeo Marco quien atiende a algún jefe de la Papelera. Por detrás, se asoma la cabeza del Alcalde de Allo que, en aquel momento, era Pedro Pérez de Ciriza. También podemos observar a la autoridad competente -Guardia Civil-. Es momento de obras. Se ve una grúa por detrás. Tal vez, se corresponde a la colocación de la primera piedra. Esos micrófonos en medio del campo así nos lo indican .
Se observan los incipientes trabajos de preparación del terreno para acoger a nuestra papelera. Al fondo, se distingue perfectamente una parte del monte de Mirabete.
De nuevo obras de la estructura de la fábrica. Todos estos trabajos corrían a cargo de las distintas empresas que se encargaron de la construcción. Ya va tomando forma.
¿Será esa estructura de hierros la que aguarda a que lleguen las dos máquinas que luego veremos?. El enorme espacio nos daría pistas de ello.
CAPÍTULO 3
ALLO Y EL PUPILAJE.
Mientras se avanzaba en la construcción de la fábrica y en la selección del personal irrumpe en el pueblo otro fenómeno que hubo que resolver. De repente, en la primavera de 1974, llegaron en desbandada un buen número de trabajadores de las distintas empresas que se iban a encargar de construir la nueva y esperada papelera. Claro, la capacidad tanto hostelera como hotelera de nuestro pueblo era prácticamente nula. Hoteles, ninguno, ya que en Allo nunca ha habido hotel como tal se entiende y restaurantes pues aquellos que se anunciaban como “bar-restaurante”. Yo pienso que los ingenieros, jefes de obra y otros altos cargos buscarían su alojamiento en hoteles de Estella, pero la tropa se quedaría en el pueblo. Y, ¿dónde entonces? Pues algunas personas de Allo que vieron en aquella circunstancia una posible fuente de ingresos comenzaron a acoger a estos trabajadores en sus propias casas donde tenían cubiertas sus necesidades básicas, comer, dormir y ropa limpia. Es decir, apareció la figura del “pupilaje”: las personas sujetas a esta modalidad vivían en una casa junto a los dueños como uno más de la familia y esta le procuraba cama, desayuno, bocadillo para el almuerzo, comida, cena y ropa limpia. La R.A.E. define pupilo como la persona que se hospeda en casa particular por precio ajustado. Este gasto de manutención era abonado por las empresas a las cuales pertenecían los pupilos. Pero claro, estas casas particulares solo solucionaban el problema en parte, ya que no podían acoger a todos los que llegaron. Algunos tenían la manutención asegurada en los bares, el del Marto, el de Arturo, etc. pero necesitaban además alojamiento. Me dicen que se reformó y adaptó alguna casa grande solo con habitaciones donde dormían estos empleados. También me cuentan que en una casa había un zurracapote llamado “El pato verde”, que fue reformada para convertirse en una fonda a la que se le llamó “Fonda el pato verde”. De esta manera, se fueron apañando los trabajadores de las empresas Dragados y Construcciones, Abengoa, Intecsa y Julin. Como consecuencia de esto, cabe deducir que este año largo que duró la construcción de la fábrica supuso para algunos bares, tiendas y domicilios particulares una notable inyección económica. Me recuerda un poco, y salvando las distancias, a la famosa película de Luis García Berlanga “Bienvenido, Míster Marshall” pero hecha realidad porque aquí la fábrica no pasó de largo como hicieron los americanos en la película